Delante mía se despliegan unos cilindros blancos a modo de valla. Se alzan sobre mi cabeza. Miro entre ellos y ahí estas tú saludándome, con tu sonrisa picarona, aunque con menos pelo. No se como he saltado la valla, el caso es que a la derecha hay una piscina. Tienes ganas de jugar, me tiras, pero acabo ahogada.... Tampoco se quién me rescata, perdí el conocimiento. Pero ahora tu cara es de preocupación y no me gusta.
Uff!!! odio soñarte, es como una patada cuando me despierto. Luego veo que no soy yo quien te provoca esa sonrisa, pero igualmente me hace feliz. Eso es bueno no?
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