- Voy al baño -dijo ella-
Sintió como todos la miraban mientras recorria la estancia hacia las escalereas, con una pared de espejo y adornos bien labrados.
Ya dentro, apartada de todo tras el cerrojo, había un intenso olor a lejía que la mareaba. Se miró al espejo, el reflejo no estaba tan mal como pensaba. Seguía manteniendo la linea negra que contorneaba sus ojos. Suspiró, ya está, sólo necesitaba unos segundos para digerir todas aquellas palabras.
¿Ha pasado el tiempo suficiente en la que una persona suele ir al baño? derrepente se lo imaginó a unos metros de altura de ella, esperandola en la mesa, jugueteando con el tenedor. Suspiró una vez más, abrió el cerrojo, y bajó las escaleras. Ahora era ella la que fijaba la atención, pero no en las demás personas, si no en sus platos. Al fondo la esperaba él, jugueteando con el tenedor.
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